La semana pasada el Poder Ejecutivo envío el proyecto de Presupuesto de la Nación para el 2016 al Parlamento para iniciar su tramitación.
A nadie escapa que la economía está sufriendo la retracción en el comportamiento de ciertas variables, en un contexto donde los commodities se ven afectado negativamente. Es cierto que no se trata de una situación que afecte solo a Chile, y para confirmarlo solo basta mirar lo que sucede en los países de la región.
Al hacer este reconocimiento, se corre el riesgo de ponerse en el lugar de una víctima de los hechos y no es lo que debe sucedernos. Así lo ha entendido el Gobierno y así lo hemos entendido nosotros para nuestra Región.
Siguiendo la línea propuesta por el Gobierno Central, hemos elaborado nuestro Presupuesto conscientes que es la herramienta fundamental para llevar a cabo las transformaciones que espera la ciudadanía.
La responsabilidad en la gestión que todo dirigente debe asumir comienza por una lectura correcta de la realidad; y esta nos marca que llegó un tiempo de prudencia en el manejo de la cosa pública, teniendo la mira puesta en realizar los cambios en los que creemos y que se comprometieron.
Así, construimos un presupuesto pensando en los ciudadanos y sus familias, en la educación, en la salud y también en la dinamización del sector privado, al fin y al cabo, el encargado de crear trabajo.
No puedo controlar el viento, pero puedo manejar las velas. Quizás James Dean tenía razón.