Los ex funcionarios del Ejército, Miguel Chile Aguirre Álvarez y Blas Daniel Barraza Quinteros, fueron condenados en primera instancia como autores del delito de homicidio calificado del funcionario de Gendarmería Isaías Higuera Zuñiga, ocurrido el 17 de enero de 1974 en el campo de prisioneros de Pisagua.
La ministra en visita extraordinaria para causas por violaciones a los derechos humanos de la Corte de Apelaciones de Iquique, Mónica Olivares Ojeda, dictó sentencia de primera instancia, que fijó una pena de ocho años de presidio mayor en su grado mínimo, para ambos uniformados en retiro.
La ministra en visita logró determinar, que el 11 de enero de 1974, el funcionario de Gendarmería de Chile, Isaías Higuera Zúñiga, fue detenido en su lugar de trabajo por su adhesión al Partido Comunista, sin exhibirse orden alguna.
El funcionario público fue trasladado hasta el Penal de Iquique, luego conducido al Regimiento de Telecomunicaciones de Iquique, que en la época era utilizado para recibir a los detenidos, y días más tarde llevado al Campamento Pisagua, donde fue ingresado a un calabozo, permaneciendo siempre solo.
MUERTE
La noche del 16 y la madrugada del 17 de enero de 1974, tras una extensa sesión de interrogatorio, previa al consejo de guerra que se realizaría con los miembros del Partido Comunista, el gendarme fue agredido, provocándole fracturas costales, fracturas de las vértebras lumbares y lesiones vitales de contacto, demostrativo de actos de tortura física, falleciendo el 17 de enero de 1974, a las 5.30 horas, consignándose en su certificado de defunción que murió a los 39 años, en la cárcel de Pisagua y que la causa de muerte fue por infarto cardíaco, pero añadiendo el facultativo, que la causa originaria era estrés físico emocional.
La ministra Olivares, agregó en su dictamen que "se encuentra demostrado que sus restos fueron enterrados en Pisagua, posteriormente exhumados, limpiados por personal del Ejército, mojados con agua de mar, introducidos en un cajón que fue llevado desde Iquique a Pisagua en un camión retornando con el cadáver a esta ciudad, manteniéndolo en la cárcel, cuando fue observado por una funcionaria de Gendarmería, pero sólo su rostro, porque estaba cubierto con papel y géneros, percatándose de su hinchazón extrema y luego fue conducido al Cementerio Nº 3 para su sepultación, sin que los militares permitieran que el cajón fuera abierto, ni que sus parientes lo vieran". J