Personas que trasnochan son proclives a deprimirse
Si usted, señor, señora, es feliz cuando amanece; si apenas sale el sol siente que su cuerpo es dominado por la energía; y espera con temor el ocaso; la ciencia lo definiría como un alondra. Es decir, un pájaro matutino. Si, en cambio, mientras el sol brilla se siente cancino y espera la noche para funcionar; si posterga la hora de acostarse; a usted la ciencia lo definiría como un búho. Un animal nocturno.
Y este segundo grupo de personas, determinó una serie de estudios, tienen características en común. Esto, se lee en los informes, porque el sol es el reloj universal. Y el cerebro humano está adaptado a guiarse en función de la luz que emite. Estas son las cuatro conclusiones a la que han llegado los científicos en base al ritmo de vida de las personas nocturnas.
Hay una relación directa entre la personalidad vespertina y la inteligencia. La diferencia es mínima, pero sí existe. Así lo determinó un análisis a 1.000 adolescentes de la Universidad Complutense de Madrid. Por contraparte, tienen un menor rendimiento.
Los vespertinos resisten mejor el paso del reloj, lo que hace que puedan poner más atención sobre las cosas durante casi todo el día.
En deportes como natación o ciclismo, el peack de los matutinos es las 15 horas. En los vespertinos, pasadas la 18. Estas últimas, sin embargo, tienen un rendimiento más irregular. Hay días buenos y otros muy malos.
Con los horarios nocturnos es más probable que la vida se desordene. Al tener, también, la necesidad de activarse, es frecuente que se caiga en sustancias ilícitas. Además, diversos estudios arrojan que los riesgos de ansiedad y depresión, debido al ritmo de vida, son mayores. J