Gitana cumplirá sanción en forma inédita en su carpa
La justicia le confió el control del cumplimiento de la pena a su comunidad, atendiendo a los argumentos presentados por el defensor penal público.
En el Monte Los Olivos con Los Álamos, en Alto Hospicio inició una nueva etapa de vida para Jayah. quien es gitana.
La mujer, comenzó hace unos días a cumplir su reclusión nocturna en una de las carpas del campamento que su tribu mantiene en la explanada descrita. Tal posibilidad fue conseguida por el defensor penal público Joaquín Muller, quien citó jurisprudencia, presentó informes sociales y detalló normativa interna e internacional para fundamentar el derecho a medidas de cumplimiento alternativas a su encierro en una cárcel.
Por eso, la obligación es ahora que la mujer debe recluirse en su tienda y no salir de allí desde las 10 de la noche a las 6 de la mañana, por orden del Tribunal de Garantía de Iquique, que le priva de su libertad en la modalidad de reclusión parcial domiciliaria, por un total de 16 meses. Esto ocurrió luego que ella admitiera su responsabilidad en un robo por sorpresa, el que tuvo un botín de $20 mil más 300 bolivianos.
Que se permitiera cumplir la pena en su toldo se hizo acogiendo la alegación del defensor penal público Joaquín Muller, quien solicitó ponderar consideraciones interculturales. "Este es uno de los casos en que deben respetarse las costumbres de un pueblo milenario, como el Romané, porque el derecho interno y el internacional lo contemplan y porque refuerza las posibilidades de reinserción, que es lo más valorable que se puede obtener tras una sanción penal", destacó el abogado.
Dictamen
El dictamen estuvo a cargo del juez de garantía Diego Reyes, quien en un procedimiento abreviado impuso la pena de 541 días a Jayah. Pero, al determinar su forma de cumplimiento, el magistrado descontó los dos meses de prisión preventiva que había ya pasado en el Complejo Penitenciario de Alto Hospicio y le concedió la posibilidad de cumplir los 16 meses restantes en su domicilio.
Hubo un momento en que esta alternativa peligró pues Jayah tiene domicilio en una explanada de Alto Hospicio. También surgió la dificultad para que se le fijara la tobillera con GPS. Esto porque en su carpa no tiene luz eléctrica.
Ambos factores imposibilitan emitirle un informe técnico favorable de factibilidad, por lo que sólo quedaba la opción de que durmiera en un establecimiento penitenciario.
Pero la alegación del defensor Joaquín Muller, más todo el fundamento jurídico y documental, convenció al tribunal, por lo que desde junio Jayah pasa su vida apegada a una estricta restricción que fiscaliza su tribu y el jefe del campamento.
Gitanos
Antonio, quien tiene la máxima autoridad en esta agrupación, ponderó la medida expresando: "Eso es muy bueno, que la ley chilena tome en cuenta la ley gitana y que uno de nuestros hermanos pueda cumplir su castigo fuera de la cárcel". Luego agregó que los, aproximadamente, cincuenta integrantes del grupo acampado allí están atentos a que la confianza depositada en ellos sea honrada. "Ya desde las ocho de la noche cuidamos que ella esté en torno a su carpa", remarca.
Jayah, que no se llama así pero no quiere que sus hijos sean objeto de burlas, explica que le fue muy dura la vida de dos meses al interior de una cárcel. "Yo me enfermé de depresión y ahora, cuando el juez me dejó cumplir en mi carpa se lo agradecí harto. Porque somos todos humanos".