El dentista que capacita para atender a niños con discapacidad
El odontólogo, actor y payaso Marcelo Valle actualmente se desempeña como académico enseñando a profesionales de la salud bucal respecto al trato de los pacientes con necesidades especiales.
Con pantalones multicolores, un sombrero con dibujos infantiles y su bata blanca con chapitas del Chapulín Colorado, Futurama y otros dibujos animados, camina atento a lo que pasa a su alrededor Marcelo Valle.
El odontopediatra llegó a Iquique por tres días, junto a 8 profesionales más, para capacitar a los odontólogos de la región en el trato de pacientes con alguna discapacidad motora o neurológica, como personas con síndrome de Down, con síndrome del espectro autista o discapacidades intelectuales, entre otras.
Se formó en la Universidad de Chile hace 16 años, y hace 10 decidió dedicarse a esta área de la odontología.
"Yo encontraba la odontología muy instrumental y monótona, porque la relación con los pacientes podía ser muy técnica y dependía de una voluntad o de una actitud humanista para que la aproximación fuera social", expresa.
Recién cuando empezó a atender niños con discapacidad empezó a modificarse su visión de la odontología. "Empecé a aprender a tener habilidades para poder comunicarme y enseñar a un grupo familiar", cuenta.
Sus estudios
Para lograr esas habilidades tuvo que aprender a trabajar con otros especialistas y formarse con ellos. Hoy está a cargo -junto con Susana París- de "Capacitando en red", proyecto colaborativo entre Senadis, la Universidad de Chile y el Ministerio de Salud, que se inició en el 2014 y que este año culmina con el recorrido por Chile, entregando esta guía a los odontólogos de las redes públicas de salud.
Valle cuenta que luego de estudiar odontología estudió teatro, por lo que hoy también cuenta con título junto con el de payaso.
Con el teatro empezó a utilizar habilidades de comunicación, habilidades de expresión corporal, de impostación de la voz, habilidades lúdicas de jugar, de hacer el payaso. "Poco a poco me di cuenta que era tan desafiante atender pacientes con discapacidades que debía tener muchas más habilidades que las que tenía", revela el profesional.
Sus pacientes
Entre sus pacientes, uno de los más desafiantes para él, son aquellos niños o personas con trastorno autista. "La imaginación de los pacientes era tan extraña, tan distinta para mí, que yo me sentía tan ignorante y tan torpe, que tuve que esforzarme mucho para poder comunicarme con una persona que se comunica de una manera maravillosamente distinta", dice.
Por eso expresa que cuando logra comprender, empatizar y sentir que está consiguiendo esa comunicación, es capaz de entrar a una dimensión diferente.
Entre los casos que recuerda con especial cariño, es la de un joven de 18 años que nunca había logrado tener una atención terapéutica, ni médica convencional sin que utilizaran anestesia general. "No permitía que me acercara, que le hiciera cariño, que lo mirara, era muy reactivo. Y estuve con él trabajando dos meses con adaptación sensorial".
Ese caso, según relata, lo tenía frustrado, pues no sabía cómo lograr comunicación con él y fue con un juego particular que lo aceptó. "No sé muy bien que pasó, pero algo leyó en mí. No sé si me olió, me sintió o me percibió y dijo: '¡este tipo que se esfuerza tanto, qué latero, algo le interesará!'".
Y así, él niño abrió un breve espacio en su mundo para que pudiera darle una atención odontológica integral. "Luego él mismo cerró esa esfera de ese mundo. Pero ese pequeño acto hizo me hizo saber que hay que seguir insistiendo en que hay que comunicarse con todos", enfatiza.
Otro de los casos, es de una chica con síndrome de Down, que en la evaluación sociográfica necesaria para cada caso, supieron que le gustaba Chayanne. Entonces, cuando ella viene "ponemos música y ponemos fotos de Chayanne en la lámpara del sillón odontológico y eso lo dejamos en la ficha clínica de ella. Entonces cualquiera que la tenga que atender ven que tienen que usar los recursos de Chayanne. Sólo así se queda quieta, como si estuviera hipnotizada, y la pueden atender", cuenta riendo.
"Poco a poco me di cuenta que era tan desafiante atender a pacientes con discapacidad que debía tener más habilidades".
Marcelo Valle,